Por William Wagner
Muchos de quienes escriben sobre el tema del Islamismo han tratado de encontrar
la palabra que mejor describa a esta, que es la religión de
crecimiento más acelerado en el mundo. En diferentes lecturas me he topado
con autores que utilizan palabras como “justicia”, “sacrificio”,
“sumisión” y “comunidad”. Sin embargo, entre más estudio esta religión,
más me convenzo de que la única palabra que la describe bien es “miedo”. Toda
la diversidad de acciones realizadas por los musulmanes hoy en día parecen ser
reflejo del miedo acumulado en los individuos.
La intelectual marroquí musulmana Fátima Mernissi hizo del miedo el tema
principal de su libro “Islam and Democracy: Fear of the Modern World”
(“El miedo a la modernidad: Islam y democracia”). Siete de los diez capítulos
incluyen la palabra miedo:
Capítulo uno: “Miedo al occidente extranjero”
Capítulo dos: “Miedo al Imam”
Capítulo tres: “Miedo a la democracia”
Capítulo seis: “Miedo a la libertad de pensamiento”
Capítulo siete: “Miedo al individualismo”
Capítulo ocho: “Miedo al pasado”
Capítulo nueve: “Miedo al presente”
Al considerar varias de estas categorías, queda claro que el musulmán promedio
vive con miedo. Esto resulta especialmente claro para los musulmanes
que viven hoy en occidente. A continuación, seis razones por las que
considero que el Islamismo es una religión de miedo.
1. Miedo a Alá
No es el Dios amoroso que encontramos en el cristianismo, sino uno que gobierna
con puño de hierro. El Corán dice a sus lectores que teman a Dios, y no sólo le
temen a su Dios, sino a ser condenados eternamente por su ira. Su religión no
les da mucha certidumbre respecto a la salvación. Los únicos musulmanes con un
lugar garantizado en el cielo son quienes mueren en una Jihad (guerra
santa), o peregrinando hacia La Meca. Los musulmanes esperan poder entrar
al Cielo, pero no tienen la certeza de ello. Por eso el Islamismo es el ápice
de las religiones de “obras”, donde deben hacer todo lo que el Corán les diga
para tener la posibilidad de ir al Cielo.
2. Miedo al Infierno
En el Islamismo, tanto el Corán como el Hadith describen el Infierno en
términos muy gráficos. La teología islámica enseña que el infierno
tiene varios niveles. El primer nivel está reservado para los pecadores
musulmanes, el segundo para los idólatras politeístas, el tercero para los
adoradores del fuego y el cuarto para los ateos. Al llegar al quinto y sexto
niveles, uno se da cuenta quienes son los verdaderos enemigos del Islamismo,
porque el quinto está reservado para los judíos y el sexto para los cristianos.
El séptimo y último es para los hipócritas, entre los que podrían
estar algunos musulmanes. Todos los musulmanes que no hayan complacido a
su Dios caerán en uno de los infiernos, pero podrían ser rescatados
por gracia de Alá. Es verdad que los cristianos tenemos un infierno en
nuestra teología, pero nos concentramos más en el cielo que en el infierno. En
las sagradas escrituras del Islamismo se encuentran descripciones muy
vívidas del dolor y el tormento que han de experimentar quienes vayan al
Infierno. Se describen detalles tan gráficos como piel arrancada lentamente del
cuerpo y dejada crecer sólo para volver a arrancarla una y otra vez, así como
estómagos que se hinchan hasta explotar debido al líquido ingerido, entre otras
penosas experiencias. La lectura de tales descripciones sólo aumenta el miedo
en los creyentes.
3. Miedo a la apostasía
Una de las leyes de su sistema legal (‘shariah’) contempla la pena capital como
castigo a la apostasía, es decir, al abandono de la religión por parte de una
persona nacida musulmana o anteriormente convertida al Islamismo. Cuando un
musulmán se convierte a otra religión o creencia debe ser castigado con la
muerte. Primero se le dan tres días para cambiar de parecer. Después de
este tiempo de gracia, debe ser castigado con la muerte. Este castigo se aplica
hoy en muchos países musulmanes que practican la ley shariah. Así que,
demasiado contacto con los cristianos puede conducir al abandono del Islamismo
y a una muerte segura. En una reciente conferencia para líderes de iglesias
islámicas se discutió este tema. Algunos líderes moderados dijeron que debe ser
Dios quien castigue a quienes abandonen el Islamismo, no el hombre.
Manifestaron que Alá puede mandar a la persona al Infierno, ahorrando al hombre
la responsabilidad de castigar a los infieles. Sin embargo, finalmente
decidieron que el Corán (que prescribe la pena capital por abandonar el
Islamismo) no puede modificarse, así que la regla sigue siendo
efectiva. Cabe agregarse que entre las razones por las cuales estos
líderes no quisieron cambiar la ley, se encontraba el temor a un éxodo masivo
del Islamismo si se eliminase el miedo a la muerte.
4. Miedo a su situación de vida
Otro tipo de miedo al que no estamos sujetos los occidentales es el que muchos
inmigrantes sienten por los parientes y amigos que permanecieron en sus lugares
de origen. Constantemente leen noticias de guerras, ataques terroristas y
revoluciones que tienen lugar en sus países natales. Una vez por ejemplo,
estando en una conferencia en Chipre con muchas personas del medio oriente, vi
a un grupo de libaneses reunidos en círculo y escuchando noticias por la radio.
Todos lloraban. Les pregunté por qué, y contestaron que la ciudad de Tiro
estaba siendo bombardeada. Repetí la pregunta: “Pero, ¿por qué están
llorando?”, Me contestaron: “Tiro es nuestro hogar”. Los occidentales no
tenemos que vivir con ese constante miedo a lo que pueda pasar a nuestros
seres queridos en casa.
5. Miedo a la democracia
“Democracia” es una de las
muchas palabras extranjeras adoptadas por el lenguaje arábigo. Cuando los
musulmanes la escuchan, sienten como si fuese un ataque a su cultura.
El hecho de que hoy los principios democráticos estén teniendo algo de éxito en
los países islámicos es prácticamente un milagro. Muchos de los musulmanes más
radicales saben que la llegada de la democracia desafilaría su
herramienta favorita: “La espada”, así que constantemente dicen a sus
congéneres que teman a la democracia, porque es una herramienta del
Diablo.
6. Miedo a Occidente
La palabra arábiga para
Occidente es gharb, que significa lugar de oscuridad y de lo incomprensible.
Los musulmanes ven nuestro mundo occidental bajo una luz negativa, así que
temen tanto a la gente de Occidente como a su religión, el Cristianismo. De
hecho, una dominante enseñanza del Islamismo divide al mundo en dos campos. Uno
es el Dar al-Islam y el otro es el Dar al-Harb. Entonces, o eres
musulmán y perteneces a la casa del Islamismo, o eres de la casa de la
guerra, y debes ser rechazado y temido. La vida fuera del Islamismo
te pone en una posición contraria con tu cultura, tu gente, tus
valores e incluso tu Dios. Los musulmanes temen a todos los que viven en este
extraño mundo que existe paralelamente al Islamismo, pero en oposición a
él.
Casi todos los musulmanes que he conocido albergan mucho temor bajo una capa
superficial de piedad. Con frecuencia les maravilla que en Occidente podamos
ser tan positivos acerca de nuestra religión y relación con Dios. Esto nos da
la gran oportunidad de hablarles de Nuestro Señor Jesucristo y de cómo podemos
estar seguros de nuestra salvación por la fe en Él. Pablo escribió a Timoteo:
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio”. (2 Tim. 1:7).
Como cristianos, hagamos todo lo posible por sacar a nuestros hermanos y
hermanas musulmanes de la oscuridad del miedo y traerlos a la luz del amor y la
esperanza.
Published February 3, 2009