Por Ben Witherington, III
Uno de los grandes errores de entre los que se debe disculpar el
Cristianismo es que se enfoca solamente en lo que Jesús públicamente proclamaba
ser. La verdad es que lo que una persona es y lo que proclama ser pueden ser
dos cosas muy diferentes. En el caso de Jesús, las proclamaciones públicas son
sólo una pequeña parte de lo que Jesús enseñó en su circulo privado, y eso era
también sólo una pequeña parte de lo que Jesús creía acerca de sí mismo, y
reveló en varias formas, incluyendo raramente en algunos casos, proclamaciones
públicas. Necesitamos entender así mismo la naturaleza de la cultura en la que
Jesús vivió. Jesús no vivió en una cultura moderna occidental que enfatiza el
individualismo o la exigencia por ser un individuo. En lugar de eso, la
identidad de uno estaba definida por las relaciones clave que uno tuviera. Note
que casi todos los llamados títulos de Jesús estaban descritos en función de
relaciones; Jesús es Hijo en relación con Dios, Él es Hijo en relación con la
humanidad, Él es el ungido de Dios (el significado de Mesías/Cristo), Él es
Señor en relación con aquellos a los que gobierna, Él es Hijo en relación con
David. Una de las razones cruciales por las cuales Jesús no iba por todo Israel
emitiendo enormes proclamaciones directas acerca de Él mismo a completos
extraños es porque se podían prestar a ser malinterpretadas en un mundo en
donde sobresalir de la multitud era visto como anormal y poco deseable. Así por
ejemplo, aún a sus discípulos Jesús les pregunta “–¿Quién dice la gente que
soy yo?” (Marcos 8:27 NVI) Normalmente en el mundo de Jesús, la gente era
definida por los demás y por la tribu a la cual pertenecían.
La frase “Hijo de Dios” frecuentemente tiene la connotación de divinidad en
las discusiones Cristianas modernas, pero muy raramente la tenía en la
antigüedad Judía. Es verdad que algunas veces los ángeles eran llamados “Hijos
de Dios” (vea Gn. 6:2) pero cuando los judíos pensaban en un Hijo de Dios,
ellos normalmente pensaban en un rey ungido por Dios. Por ejemplo, en Salmos 2
es perfectamente claro que la discusión acerca del rey David quién ha sido
ungido por el sumo sacerdote y posteriormente coronado como rey. ” Los reyes de
la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su
ungido… El rey de los cielos se ríe; …”He establecido a mi rey sobre Sión,
mi santo monte. ” Entonces el rey mismo declara “Yo proclamaré el decreto del
Señor: “Tú eres mi hijo”, me ha dicho; “hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y
como herencia te entregará las naciones; ¡tuyos serán los confines de la
tierra!” (Salmos 2:2-8, NVI) Estos últimos versículos deberían sernos
familiares ya que son citados en una parte del bautismo de Jesús. (Vea Marcos
1:11). En el Judaísmo se creía que el rey tenía una relación especial con Dios,
que era de hecho adoptado por Dios como su propio hijo en el momento de la
coronación. Lo que es especialmente interesante acerca de Marcos 1:11 es que la
segunda frase “hoy mismo te he engendrado.” Es omitida porque Marcos no quiere
sugerir que Jesús era simplemente adoptado como Hijo de Dios al momento de su
bautismo. En lugar de eso, el bautismo es el momento en el que se unen y el
Padre confirma al Hijo su identidad. Él siempre lo ha sido y ahora será
revelado públicamente.
No puede caber duda, sin embargo, de que Jesús no veía su relación con Dios
como una relación idéntica a la que el rey David tenía con Dios. Para empezar,
nos dice que Jesús oraba a Dios como “Abba” el cual es el término en arameo
para mostrar cariño el cual significa querido padre (vea Marcos 14:36, Abba no
es un término informal, no significa “Papi”) Esto es francamente inexplicable,
si Jesús se veía así mismo como un rey, o una figura profética, porque ningún
Judío, ni siquiera un antes de los días de Jesús había dirigido sus oraciones a
Dios como “mi querido padre” Esto hubiera sonado como un familiaridad
desconcertante. Note que, en el Antiguo Testamento, a Dios muy pocas veces se
le llama Padre, y nunca le habían dirigido sus oraciones como Abba. Esto es
algo completamente nuevo, y revela algo especial acerca de cómo Jesús veía su
relación con Dios. Él creía que tenía una relación íntima, única, con Dios
Padre. Aún más sorprendente es el hecho de que él enseñara a sus propios
discípulos a orar a Dios usando la palabra Abba, sugiriendo que Él podía darles
una relación intima con Dios diferente a cualquier otra que hubieran tendido
antes. Esta es la razón por la cual encontramos documentos cronológicamente
ubicados en diferentes lugares del Nuevo Testamento, las cartas de Pablo, en
donde Pablo dice que los Cristianos oran a Dios clamando a él ¡Abba Padre!, de
hecho el Espíritu Santo los mueve a hacerlo, puesto que se han convertido en
hijos e hijas de Dios como Jesús aunque en menos escala, a través de su
relación con Jesús (vea Gá. 4:6; Ro. 8:15.) Y por supuesto, la primera palabra
que aparece en el Padre Nuestro, y la que Jesús enseñó a sus discípulos en
arameo fue Abba. (vea Lucas6 11:2). Uno se tiene que preguntar, ¿qué tipo de
persona sería Jesús si pensara que no solamente puede salvar gente, además,
puede darle a la gente que se encuentra apartada de Dios una relación con Dios
diferente a la que ningún ser humano haya tenido anteriormente? Esto en sí
mismo tiene una gran implicación acerca del entendimiento propio que poseía
Jesús.
Una visión más profunda de cómo Jesús se veía asimismo como Hijo de Dios surge
después de examinar de cerca un texto como Mateo 11:27, NVI, ” Nadie conoce al
Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el
Hijo quiera revelarlo. La primera parte de esta máxima no es excepcional.
Cualquiera podría decir “Nadie me conoce realmente excepto Dios mi creador
quien conoce todo” Pero, es en la segunda parte la que refleja el entendimiento
propio tan distintivo que poseía Jesús. Él se ve Asimismo en su conocimiento de
Dios en una forma tal y en un grado tal que otros no poseen y aún más, se ve
asimismo como el conducto o único mediador único mediador de ese conocimiento
con los demás humanos. No sólo eso, Jesús asimismo dice que Él escoge a quien
revela este conocimiento íntimo. Aunque esto no prueba en sí mismo que Jesús se
consideraba divino, esta declaración pone a Jesús en una posición única y sin
precedente en cuanto al conocimiento de Dios, así como en su papel de provisor
del conocimiento de Dios. No nos sorprende que Pablo alrededor de 35 años más
tarde enfatizara “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre, quien dio su vida como rescate por todos.” (1
Timoteo 2:5-6, NVI) La Teología Cristiana posterior estaba en lo correcto
cuando infirió que si Jesús era en efecto el mediador entre el conocimiento
salvador, y el poder, y la presencia de Dios, y era correcto verlo como el
mediador; entonces él tenía que ser capaz de representar a Dios ante la
humanidad, y a los humanos ante Dios. En resumen él tenía que ser parte de
ambas naturalezas; La naturaleza de Dios y la naturaleza de los hombres.
Aunque de manera indirecta, una de las formas más importantes que usó Jesús
para revelar su identidad a sus discípulos y otros, fue a través de sus sabios
discursos, por ejemplo al contar parábolas. Inmediatamente Marcos 12:1-12 nos
viene a la mente. En el clímax de esta parábola, el último emisario de Dios a
su viñedo es su Hijo. El viñedo por supuesto había sido por mucho tiempo un
símbolo del pueblo Judío de Dios. (vea Is. 5) y los labradores del viñedo eran,
por supuesto, los líderes religiosos de Israel, ya sea profetas, sacerdotes o
reyes. Note como el Hijo es llamado “su hijo amado”. La frase Judía “hijo
amado” frecuentemente era un sinónimo para “hijo único” y por lo tanto
especialmente apreciado. Jesús entonces en esta parábola se ve asimismo como el
Hijo de Dios en una forma que es distinta del resto de los judíos de tal manera
que Él podía ser llamado hijo amado” ¿Entendía que tenía una relación única con
el Padre debido a su origen distintivo? (vea Mt. 1 la concepción virginal) Esta
parece una deducción acertada.
El titulo de Hijo de Dios, aunque frecuentemente implica más el concepto de
realeza que divinidad en el antiguo judaísmo, aún así, poseía tonos de
divinidad por la muy buena razón de que en las culturas que rodeaban a Israel,
se creía que los reyes eran Hijos de Dios en un sentido divino. Seguramente
cuando este titulo era usado por alguien como Pablo para hablar de Jesús en el
mundo Greco- Romano a los gentiles, el titulo debe de haber llevado algunas
veces este tipo de significado. Es importante reconocer Jesús desencadenó toda
una escuela de pensamiento al utilizar la frase “Hijo de Él mismo”. Después de
la muerte de Jesús tal movimiento fue completamente ampliado, explicado, y
expandido por Pablo y varios otros, conforme el movimiento de Jesús se extendió
al oeste a través del imperio; convirtiéndose mayormente en un fenómeno gentil.
Para obtener mayor información acerca de este tema, se recomienda consultar
Witherington, La muchas caras de Cristo (The Many Faces of the Christ,
Continuum, 1995)
Published August 22, 2006