Por Rudolph D. González
La pregunta concerniente al destino de aquellos que nunca han escuchado el
evangelio ha hecho eco a través de los tiempos. Desde el Día del
Pentecostés, poblaciones enteras y grupos étnicos han vivido y
muerto sin nunca haber tenido la oportunidad de escuchar del plan de salvación
de Jesucristo. Aún en los albores del siglo veintiuno, hay cientos de grupos de
personas a quienes todavía hay que llevarles el evangelio. ¿Cómo aborda la
Biblia la pregunta respecto a aquellos quienes nunca, no por culpa
propia, han escuchado el evangelio?
No debe sorprendernos que el Cristianismo no esté unificado de ninguna forma
en su posición relacionada con este tema. En el despertar del Vaticano
II, La Iglesia Católica Romana se ha inclinado por una postura que mantiene una
dirección inclusiva en la que la gente puede estar expuesta a la gracia,
la cual le salva a través de una practica honesta de una religión no
Cristiana.1 La Iglesia Católica insiste, sin
embargo, que cuando la gente se expone a cualquier tipo de gracia, esta
es, no obstante, una gracia mediada en y a través de las religiones del
mundo debido a la presencia de La Santa Iglesia Católica Romana en el mundo.
Yendo aún más lejos, algunos grupos liberales protestantes llegan aún a adoptar
una postura de creencia universal en la que todas las personas serán
eventualmente salvas, sin importar cuales sean sus creencias religiosas o la
falta de éstas. Por otro lado, otros que creen que escuchar el evangelio es
necesario para obtener la salvación, han construido teologías ingeniosas con
nombres tales como envío universal, conocimiento medio y evangelización
escatológica para decir que Dios lleva el mensaje de Jesús a donde sus heraldos
no han ido, a través de medios milagrosos o a través de agencias no Cristianas.
1 Otro punto de vista es el de un estudioso de la Biblia, él teoriza que
Dios, en Su infinito conocimiento, supo cómo no confundir los no predestinados
o escogió quien eventualmente aceptaría o rechazaría el evangelio. Por lo
tanto, providencialmente Él colocó a aquellos quienes serían receptivos al
evangelio en circunstancias que les permitirían escuchar el evangelio y
abrazarlo. Aquellos que nunca habrían aceptado el mensaje, simplemente nacieron
en tiempos y lugares durante sus vidas enteras jamás les llegaría el
evangelio.
Los ejemplos anteriormente mencionados no abarcan todos los puntos de vista,
pero ilustran el sinfín de opiniones que existen acerca del destino de las
personas que nunca han sido expuestos al mensaje salvador de Cristo. Debe ser
aparente que la gente frecuentemente mantiene posiciones que concuerdan con sus
creencias acerca de la naturaleza de la misericordia y justicia de Dios, en
lugar de una enseñanza Bíblica clara. Por lo tanto, muchas personas acuden a la
Biblia con presuposiciones de lo que Dios hará o no hará y después las imponen
sobre la evidencia bíblica.
En este tratado, el objetivo es ofrecer una perspectiva que evidencie este
asunto. Este punto de vista afirma que la Biblia puede y debe ser interpretada
literalmente, a menos que el contexto y la naturaleza del estilo literario en
sí mismo sugiera algo diferente. Haciendo a un lado el uso obvio de simbolismo,
metáfora, hipérbole, antropomorfismos, etc., esta visión toma el texto de Las
Escrituras al encarar su valor y afirma su sentido común y significado
lógico.
Una Exploración de la Evidencia Bíblica
La evidencia bíblica apoya las siguientes afirmaciones:
1 La humanidad pérdida consistentemente distorsiona la revelación
natural que demuestra el hecho de la gente vive la ira de Dios (vea Ro.
1:18-23)
2 Por lo tanto, la humanidad está muerta en pecado y destituidos del
salvador conocimiento de Dios (vea Ro. 3:9-19,23)
3 Todas las personas están condenadas y son, por naturaleza hijos de
ira (vea Ro. 1:18-20; 2:1;3:9-24; 5:12-21;11:32; Gá.3:22; Ef.2:1-3,12;
Col.2:13-14; 1P.1:18; 2 P. 1:4.)
4 Toda la gente que no tiene a Cristo está pérdida y sin esperanza (vea
Sal.16:1-2; Ef. 2:12.)
Sin embargo:
5 La Salvación se ofrece a cualquiera que ejercite su fe personal en
Cristo. (vea Jn. 1:12; 14:6, Hch.4:12.)
6 La gente que no respondido positivamente al Evangelio está condenada
(vea Juan 3:18; 5:23-24; 1 Ts. 2:16.)
Si uno toma los puntos mencionados anteriormente como argumentos Bíblicos
honestos acerca de la condición de la humanidad y la oportunidad de salvación
de Dios a través de Su Hijo, ellos nos llevan a un profundo pesimismo acerca
del destino de aquellos quienes nunca han escuchado el evangelio. Tocante a
“aquellos que nunca han escuchado del Cristo Histórico”, John Newport se
lamenta:
Claramente, no se puede esperar que dichas personas hayan puesto su fe en
una historia que ellos no han escuchado. No obstante, como Pablo afirma en
Romanos 1, aún la gente que nunca ha escuchado del evangelio tiene una
revelación del Cristo universal en sus conciencias y en la naturaleza. Pablo
tristemente afirma que, la mayoría de ellos, no han aceptado y seguido ni
siquiera esa cantidad de luz. Consecuentemente ellos, también, han rechazado a
Cristo.2
El punto de Newport es que todas las personas, por la virtud de ser creación
de Dios, han en efecto sido expuestas a Cristo quien se encuentra manifestado
en la naturaleza. Si tal exposición cuenta como contacto con el evangelio, él
no dice, pero su declaración es inequívoca: un rechazo de la evidencia del
Cristo universal en la naturaleza es equivalente al rechazo del evangelio para
la persona que nunca ha sido expuesta a éste. Similarmente, Carl F.H. Henry
escribe:
Las filosofías del mundo y las religiones no Bíblicas son de hecho una
respuesta a una revelación general pero una respuesta ideada por la humanidad
en rebeldía en lugar de obediencia. Una visión de Dios distorsionada que
consecuentemente se posa en el corazón de esos esquemas tienen resultados
reducidos y distorsionados involucrando cada afirmación de la naturaleza de la
realidad y de la condición humana.3
El argumento de Pablo acerca de la condenación de los Judíos y
Gentiles por igual en Romanos 2 es de relevancia directa a este tema. La
confiabilidad de este argumento es que toda la gente permanecerá condenada
antes del juicio de Dios (vea Ro.2:3-10) Pablo establece que el firme principio
de la imparcialidad de Dios y continua mencionándola inequívocamente.
Porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin
ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han
pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los
justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque
cuando los Gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la
ley, éstos aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de
la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles
o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por
Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. (Ro.2:11-16,
VRV 1960)
El sentido extraordinario de este pasaje es impresionante. Además de
cualquier tipo de acceso al evangelio, la gente nace en este mundo con la
convicción de los altos estándares morales de Dios, de otra forma entendidos
como la ley escrita en sus corazones. Esta convicción es suficiente para
condenarlos el Día del Juicio.4 Es importante
entender esto porque la gente tiene una conciencia instintiva de las demandas
de Dios referentes a la justicia como están prescritas en la ley, el hecho de
que nunca hayan escuchado el evangelio no será una excusa para sus
irrectitudes. De acuerdo con Pablo, conocer la ley intuitivamente es
potencialmente igual a entender cuan imposible es para la humanidad cumplir con
cada aspecto de ésta. Es un giro interesante, la imparcialidad de Dios se
menciona. Con esto no se quiere señalar Su oferta de gracia universal,
sino para recordar al lector que Dios es completamente justo al condenar a
aquellos que le han rechazado. La pregunta que este pasaje contesta es:
¿Será alguno salvo en el Día del Juicio por la obra instintiva de la ley
escrita en su corazón? Como anteriormente mencionó el apóstol, él se
muestra muy pesimista de que ningún testimonio que se levante de una persona
sea suficiente para aplacar la ira de Dios y escape de la condenación
(vea Ro. 6:12-13 ; Gá. 3:8-14.)
A la luz de la evidencia, debemos concluir que la gente que nunca ha tenido
la oportunidad de escuchar el evangelio está condenada. Aún cuando esto nos
deja un mal sabor de boca, debemos dejar que la clara enseñanza de Las
Escrituras sopese cualquier impulso personal para distorsionar los hechos
debido a una compasión fuera de lugar. Con toda sobriedad, en la Biblia
existe lo que algunos agudamente han llamado “un patrón consistente de
“ensanchamiento” en materia de redención y “amplitud” en cuanto a
juicio”5 En 2 San Pedro 3:9 (VRV 1960), Pedro
declara, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.” (vea también Ez. 18:32; 33:11). Este
pasaje es tanto esperanzador como trágicamente amenazador, puesto que a
pesar de la preocupación declarada de Dios no todos procederán al
arrepentimiento (vea Ef.5:5-6; 2 2Ts 1:6-10; 2 P. 2:9) y muchos se
perderán (vea Mt. 7:13; 13:41-50.)
Consecuentemente, por el bien de quienes perecerán, debemos permitir
que la mente y el corazón de la Iglesia mantenga la total impresión de la
perdición de la humanidad. Tan incomodo como haya sido, la iglesia del primer
siglo debió de haberlo entendido muy bien.6
El Cristianismo nació en un mundo religioso tan diverso como lo es el nuestro
hoy en día. Aún así, era diferente del pluralismo religioso que Jesucristo
fuera exaltado como el único Salvador de la humanidad. El Cristianismo no era
nada más que un sucesor del Judaísmo, difícilmente notable en el Imperio
Romano, y, aún así, los Cristianos consistentemente elevaban, sin tregua
alguna, a Cristo como el único Salvador del mundo.
Como resultado, la Biblia enfatiza la necesidad de escuchar físicamente el
evangelio. Pablo ciertamente lo creía así cuando, hablando de los perdidos,
plasmaba en sus cartas los siguientes sentimientos “¿Cómo, pues,
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien
no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? (Ro.10:14 VRV
1960)
Note que el apóstol formula preguntas retóricas que sugieren una
triple imposibilidad basada en la disponibilidad de un predicador del
evangelio. Pablo, en esencia dice que sin un predicador del evangelio; los
perdidos no escuchan el evangelio; por lo tanto, no pueden creer; por lo tanto,
no pueden invocar al Señor. El versículo está lleno de implicaciones: la
humanidad está pérdida, pero es incapaz de siquiera clamar en su desesperación
hasta que el alma pérdida sea movida en arrepentimiento a través de la
proclamación fiel del evangelio por los predicadores de Dios (vea también
Hch.8:30-39)7
A la luz de esta critica realidad, Las Escrituras revelan al menos cuatro
motivaciones para compartir el evangelio:
1. El amor de Dios debería impulsarnos a proclamar el
evangelio (vea Lc.10:27; 2 Co. 5:14; Gá. 5:14.)
2. Nuestro amor por los pecadores cuyo eterno destino pende de una
balanza (vea Lc.10:27)
3. La obediencia hacia la Gran Comisión (vea Mt. 28:18-20; Marcos
16:15-16: Lucas 24:46-49; Hechos 1:8.)
4. La idea de ser considerado como una persona quien ha fallado
al llevar el mensaje (vea Ez. 33:1-9; Hechos 10:42; Ro.10:11-15; 1 Co.
9:16-17).
Conclusión
En este breve estudio no se ha intentado contestar todas las preguntas
relacionadas con toda la gente que no escucha el evangelio. Por ejemplo, ¿qué
pasa con los muchos niños que son abortados, o con los que murieron antes de
nacer o los que mueren al nacer? Y después tenemos la pregunta acerca de
los niños que viven, pero no han alcanzado la nebulosa edad de la conciencia,
sin mencionar la incómoda pregunta acerca de aquellos quienes, debido a una
disminuida capacidad mental, son incapaces de siquiera de entender el
evangelio. Este breve estudio no ha intentado hablar de temas tan amplios.
Sin embargo, en cuanto a las personas que gozan de sus capacidades
mentales para razonar y contemplar su condición en el mundo, una realidad
innegable recae sobre la humanidad: están perdidos por naturaleza y por opción
propia. Consecuentemente la Biblia ofrece esperanza de redención contra la
certeza del infierno.8 Mientras sabemos que Dios no
ha revelado el total de Sus planes, lo que Él ha revelado es muy especifico:
Dios ha decidido salvar a la gente al permitirles escuchar y responder a su
plan de salvación.9 No lo ha hecho de ninguna otra
forma explicita conocida en toda la Biblia. Sin embargo, si el mundo no está
conciente de esta condición tan alarmante, Dios responsabiliza a la Iglesia de
proclamar el evangelio a los perdidos.
1. Conocidas como posiciones abiertas respecto a la fe, los ponentes
insisten en que Dios hace la oferta de salvación a través de Cristo, disponible
aún si la Iglesia nunca toma parte en su proclamación. John Sanders,
“Respuestas Evangélicas a la salvación fuera de la Iglesia” Revisión Académica
Cristiana, XXIV;I (Septiembre 1994): 45-58.
(Evangelical Responses to Salvation Outside the Church) Christian’s Scholar
Review
2. John Newport, Las Preguntas más importantes de la vida (Grand
Rapids: Bbaker, 1989),312. (Life’s Ultimate Questions)
3. Carl F. H. Henry, “¿Es justo?” ¿Aunque no haya sido su culpa?
El destino de aquellos que nunca han escuchado. William V. Crockett y James G.
Sigountos, eds., 252. (Is it fair?” Through No Fault of Their Own ?The Fate of
Those Who Have Never Heard.)
4. La declaración de Pablo “…”(Ro. 2:14-15, NASM),Debería ser tomada
como una aplicación temporal de la ley cuando se entiende intuitivamente.. Por
consiguiente, Pablo está diciendo que, juzgados por sus propios estándares
terrenales, el hecho de que los Gentiles vivan de acuerdo a, y, fallen en vivir
de acuerdo a estas leyes, muestra que ellos tienen un testigo de los estándares
santos de Dios. Al final, sin embargo, sus vanos intentos de adaptar la
justicia conforme a las modas y de acuerdo a sus estándares servirán para
condenarlos de la misma manera que si hubieran escuchado el evangelio de Cristo
y lo hubieran rechazado totalmente.
5. R. Douglas Geivett y W. Gray Phillips, “Un Punto De Vista
Particularista: Un Acercamiento Evidencia” Cuatro Puntos De Vista Acerca De La
Salvación En Un Mundo Pluralista, D.L. Okholm y T.R. Phillips, eds., (Grand
Rapids: Zondervan,1995),238. La postura exclusivista (Particularista) se
muestra bien concertada en este artículo. (“A Particularist View: An
Evidentialist Approach”) ” Four Views on Salvation in a Pluralistic World, D.
L. Okholm and T. R. Phillips, eds., (Grand Rapids: Zondervan, 1995), 238.
6. Note la profunda preocupación de Pablo tanto por los Israelitas (vea
Ro. 9:3-4) como por los Gentiles por igual (vea 2 Co. 5:18-21; 6:11-18.)
7. 1 Timoteo 2:4 es frecuentemente citado como ejemplo del propósito de
Dios para ofrecer salvación universal. Sin embargo, debe observarse que
Pablo hizo esta declaración en medio de un llamado a la oración por
una continuidad pacifica del orden civil. En su contexto (vea 1 Ti.2:1-7), el
versículo de hecho es bastante claro, un mundo tranquilo permitirá a los
creyentes cumplir el deseo de Dios de extender la salvación a todos a través de
la proclamación literal del evangelio. Por lo tanto, este versículo está en
armonía con Romanos 10:11-15.
8. Este escritor reconoce las dos posturas prominentes entre los que
sostienen que el Infierno es una enseñanza Bíblica verdadera; Tradicional y
Condicional. Mientras la mayoría de los Bautistas insisten en que el castigo es
eterno, la postura tradicional, hay diferencias de opinión respecto a la
severidad del castigo. Vea a Robert A. Preston, “Infierno: ¿ Exterminación o
Tormento Eterno? El Cristianismo Actual (octubre 23, 2000), 29-37. (Hell:
Annihilation or Eternal Torment? Christianity Today)
9. Otros medios en los cuales se comunica el Evangelio incluyen
materiales impresos, radio, televisión, internet, etc.
Published August 10, 2006