Cinco verdades para recordar cuando lideramos y vivimos en incertidumbre.

By Tim Dowdy

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POR TIM DOWDY

Hay tanto en la vida fuera de nuestro control; pero no pensamos mucho en eso en un día normal.

Cuando empezamos un nuevo día, todos sabemos (aunque sea muy en el fondo) la existencia del sentimiento de incertidumbre. La verdad no tenemos control sobre los eventos del día. Las rutinas normales y los horarios no solo nos ayudan a enfrentar la vida de manera productiva; también, le dan calma a nuestra alma. Saber qué podemos esperar nos da tranquilidad.

Todo buen coach de liderazgo sabe que para liderar bien se requiere de claridad misional y claridad en las espectativas. Estos dos elementos son esenciales para vivir bien. A todos nos gusta la seguridad de una rutina y un futuro predecible, porque nos ofrecen la tranquilidad, producto de la certeza.

LA LUCHA CONTRA LA INCERTIDUMBRE

Pero cuando las circunstancias cambian y de pronto el futuro se ve nublado, la tranquilidad en nuestra vida tiende a desestabilizarse. A nadie, ni siquiera al más fuerte entre nosotros, le gusta sentirse inseguro.

No es fácil evadir esa sensación en nuestra alma de no estar en paz cuando las cosas a nuestro alrededor están fuera de control. Esto ha sido especialmente difícil durante casi un año en donde la pandemia por COVID-19 azotó a nuestra nación y al mundo entero, y cuando palabras como «distanciamiento social», «confinamiento» y «cuarentena» son repetidas sin cesar en las noticias y las redes sociales.

A lo largo de toda mi vida, el mundo entero nunca había unido fuerzas para luchar contra el mismo enemigo al mismo tiempo. Pero ahora lo estamos haciendo. Todos estamos orando, esperando y confiando en encontrar un día una salida, una cura.

Creemos en acabar con la incertidumbre como el único remedio para un alma intranquila en estos días. Pero Dios nos revela en su Palabra como hay otra forma de reconfortar el alma, incluso en medio de la incertidumbre.

UN ALMA TRANQUILA, AUN EN MEDIO DE LA INCERTIDUMBRE

He leído y escuchando el libro de Filipenses durante los últimos dos meses y he podido notar la calma existente en el alma de Pablo cuando la escribió, estando en arresto domiciliario en Roma. Él no sabía cuándo iba a terminar su arresto.

En el capítulo uno, él comparte su incertidumbre entre la vida o la muerte. Aunque estaba confiado en Dios para ayudarlo a atravesar este tiempo tan difícil, en realidad su futuro era tan incierto como el nuestro el día de hoy.

Lo interesante para mí aquí, es la escritura de Pablo, la determinación y la paz existentes en su corazón y su manera de infundir esperanza en cada palabra de esta breve carta. Es algo realmente excepcional. Él encontró calma en medio de una incertidumbre capaz de estremecer la tierra.

Pero Pablo, no era lo suficientemente fuerte para tener este tipo de determinación y paz por su cuenta. Ciertamente era un hombre fuerte, pero nos revela cómo su alma inquieta era un regalo.

Pablo nos describe el secreto de como él enfrentó las circunstancias difíciles de la vida:

«…pues he aprendido a estar contento en cualquier situación. Sé vivir con limitaciones, y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad; ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece!» (Filipenses 4:11-13 RVC).

Pablo dijo estar contento «en cualquier situación». Pablo tenía un secreto, este mismo le daba la habilidad de estar contento y satisfecho en cualquier situación.

¿Cuál era su secreto? Te tengo buenas noticias: el secreto de Pablo está disponible para todo creyente. Pablo encontró certeza en la incertidumbre por medio de una relación con Jesucristo.

Entonces, ¿cómo podemos adueñarnos del «secreto» de Pablo? Estas son cinco verdades para recordar y tener contentamiento en momentos de incertidumbre:

  1. Amar a Dios nos da gozo.

El inmutable, inquebrantable y eterno amor de Dios nos da una razón para regocijarnos en él, incluso en tiempos difíciles.

«Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!» (Filipenses 4:4, RVC).

«¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo?  ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? …Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor». (Romanos 8:35, 37-39, RVC).

  1. La presencia de Dios nos reconforta.

«Que la gentileza de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca». (Filipenses 4:5, RVC).

Incluso estando en prisión, Pablo confiaba en la presencia de Jesús con él. Su presencia también está con nosotros. Recuerda la confesión de David en el Salmo 23:

«El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia haciendo honor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temeré ningún mal porque tú estás a mi lado; tu vara y tu bastón me reconfortan». (Salmo 23:1-4, NVI).

  1. Lo soberanía de Dios nos da seguridad.

La preocupación y la ansiedad siempre se hacen presentes cuando sentimos algo fuera de nuestro control. No podemos controlar todo ni tener la certeza del desenlace de algo en el futuro, debemos recordar a Dios como el único soberano.

«Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito». (Romanos 8:28, NVI).

Dios es nuestra roca, nuestra ancla. A veces no entendemos cuán grande es su fuerza hasta enterarnos de nuestra necesidad de ella.

Corrie ten Boom y su familia eran relojeros holandeses. Ellos ayudaron a judíos refugiados, quienes trataban de escapar de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras escondían a varios judíos en su casa, fueron arrestados y enviados al campo de concentración de Ravensbrück. Posteriormente, Ten Boom escribió “El refugio secreto”, en donde detalla cómo Dios les proporcionó esperanza y ayuda en medio de una persecución tan terrible.

Después de pasar por circunstancias tan terribles, ella escribió: «Para poder entender el valor del ancla, debemos sentir el estrés de la tormenta».

  1. Las promesas de Dios nos dan paz.

La oración es un regalo, especialmente en tiempos de incertidumbre. Confiar en Dios cuando oramos y en su capacidad de acompañarnos a través de algo, es reconfortante para nuestra alma. Pero cuando oramos, Dios promete darnos paz, pero no una paz en el futuro cuando se hayan acabado nuestros problemas; sino, una paz en el presente, guardando nuestro corazón y mente.

«Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús». (Filipenses 4:6–7, RVC).

Debemos hacer oraciones honestas, pensando en el Príncipe de paz como nuestra mayor ayuda en momentos inciertos.

  1. La verdad de Dios nos da certeza.

En momentos de estrés e incertidumbre, la mente es el mayor campo de batalla. Cuando más incertidumbre tenemos, más pensamos en todas las posibilidades de un hecho. Nuestra mente nos lleva a los peores escenarios, aumentando nuestro estrés.

Pablo nos recuerda alimentar nuestros pensamientos con todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable, digno de alabanza, virtuoso y admirable (Filipenses 4:8-9).

Su exhortación para disciplinar nuestra mente es mayor a un pensamiento positivo, más bien es pensar en aquello arraigado y enfocado en la Palabra de Dios.

Podemos tener certeza en la incertidumbre a través de nuestra relación con Jesucristo. Él siempre suplirá todo lo que nos falte (Filipenses 4:19).

Y en las palabras de Ten Boom: «Nunca temas confiar un futuro desconocido a un Dios conocido».

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PUBLICADO EL 26 DE ENERO DE 2021

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Tim Dowdy

Tim Dowdy sirve como Director de estrategia para el bienestar de pastores para el Georgia Baptist Mission Board (Junta Misionera Bautista del estado de Georgia). Anteriormente, fue el pastor principal de Eagle’s Landing First Baptist Church, en McDonough, Georgia, durante 31 años, y presidente de la Academia Cristiana de Eagle’s Landing. Tim y su esposa, Christie, tienen 38 años casados. Les gusta pasar tiempo con su hijo y su nuera, Micah y Kelly, y sus nietos, Wyatt y Jack.

 

 


Published noviembre 21, 2022

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Tim Dowdy

Tim Dowdy serves as the Pastor Wellness Lead Strategist for the Georgia Baptist Mission Board. Previously he served as the lead pastor of Eagle's Landing First Baptist Church, McDonough, Georgia for 31 years, and as the President of Eagle's Landing Christian Academy. Tim and his wife, Christie, have been married for 38 years. They enjoy spending time with their son and daughter-in-law, Micah and Kelly, and their grandsons, Wyatt and Jack.